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Un país debe ser un equipo de alto rendimiento

Sí, creo firmemente que un país debe funcionar primero como un equipo, donde todos sus habitantes o miembros del equipo quieren o buscan el mismo objetivo. Y tiene que ser de alto rendimiento, porque tiene que funcionar como un reloj suizo.

Partamos primero por el objetivo de este equipo – país. 

El ser humano desde tiempos inmemoriales se dio cuenta de forma intuitiva que haciendo grupos, juntándose con otros de su misma especie, podía llegar más lejos, abarcar proyectos más grandes y lograr evolucionar. Es más efectivo estar acompañado que solo. 

Se dio cuenta también, que había una motivación en compartir un deseo de bienestar entre todos los participantes del equipo, que entregaba satisfacción y movilidad el querer evolucionar en la vida, convirtiéndose en una gran familia que cuidar y proteger. 

Así nacieron tribus, comunidades, pueblos, países, buscando el bien común como una gran familia que cuida de todos sus miembros entregando protección, alimentación, crecimiento, aprendizaje, en términos mas amplios “evolución”.

Para lograr crear un grupo poniendo este objetivo primordial primero, deben aparecer todas las características de un equipo de alto rendimiento, aquí nombro algunas: un propósito común, un enfoque por el que se sienten recíprocamente responsables, son autónomos, se reparten las labores según sus áreas de expertis, hay retroalimentación y mejora continua, son conscientes de que cada miembro es diferente, por lo que se preocupan de la fluidez en la comunicación a través de la escucha activa generando compromiso, confianza y responsabilidad.

Y todo esto funcionó muy bien hasta que con el paso del tiempo nos perdimos. Floreció nuestra actitud de querer usar todo lo que está a nuestro alcance para nuestro beneficio personal sin importar qué le pasa a lo que estoy usando, ya sean cosas inanimadas o vivas (naturaleza, animales, personas). 

A pareció la competencia, el querer dominar, conquistar, usar hasta saciarme, hasta que no quede nada más… y que provocó todo esto: quebró la confianza, mató el compromiso entre los seres, ya no hay un propósito común que cuidar y desarrollar.

Una lástima ¿no? Somos los seres más inteligentes que habitan la tierra, la especie dominante y no somos capaces de relacionarnos en armonía para lograr el bien común.

Si nos comportáramos a la altura, si entendiéramos que nuestras acciones tienen un efecto profundo en nosotros mismos y en los que nos rodean, debemos ser conscientes que si queremos pedir paz tenemos que ser paz, si queremos pedir comprensión tenemos que comprender y si queremos amor tenemos que amar. 

Somos parte de una tribu, un pueblo, un país y un mundo, donde no hay derecha ni izquierda, donde tenemos que compartir, donde tenemos que cuidarnos y cuidar a los demás, no solo el pedazo de tierra o las cosas que tengo, tengo que cuidar la vida.

 

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