Solo es cuestión de escuchar
En la vida solo es cuestión de escuchar.
Escuchar que te dice tu cuerpo, que te dicen tu emociones, que te dice la naturaleza… escuchar qué te dices tú mismo.
Y para escuchar, hay que hacer silencio.
Si puedes, sigue las indicaciones que leerás y verás cómo es tú silencio.
En este momento has una respiración larga, profunda poniendo tu atención en cómo se inflan tus pulmones al inhalar y luego como se desinflan al exhalar.
Ve como tu mente se silencia.
Vuelve a repetir el proceso extendiendo un poco más tu observación, observa el movimiento de tus costillas, de la piel sobre ellas.
Vuelve a repetir y vuelve a extender tu observación.
¿Logras darte cuenta como todo tu cuerpo respira, se mueve y cómo se alinea a la orden del observador que lo observa? Incluso tu mente, poco o nada te dice en estos momentos, ella tiende a silenciarse.
Vuelve a repetir.
Ahora puedes escuchar el sonido del silencio, puedes observar lo que tu cuerpo te dice, lo que tu entorno te comunica.
También podrás ver que no eres tú, tu mente, sino que es quien la observa haciéndose muy patente que son elementos diferentes que viven en un mismo lugar.
Si puedes, sigue observando unos minutos más y cuando termines escribe qué sentiste, qué pensaste, qué percibiste, para ver que puedes descubrir.
A lo mejor este estado te entrega tranquilidad y puedes ir a él cuando tengas que tomar decisiones, o quizás te inquieta demasiado y ahí te puedes preguntar ¿por qué me siento incómod@ así? Y vuelve a escribir tu respuesta.
El silencio es quietud, no es un absoluto vacío, siempre hay movimiento, frecuencia, sonido, una pequeña partícula que está cumpliendo su propósito y que puede ser un potente ejercicio de descubrimiento observarla.